Historia culinaria: Origen del Milkshake

Historia culinaria: Origen del Milkshake

El milkshake, o batido de leche, es una de las bebidas más emblemáticas de la cultura estadounidense, aunque su historia comenzó de manera muy distinta a la versión que conocemos hoy. A fines del siglo XIX, el término “milkshake” se usaba para describir una bebida tónica elaborada con huevos, leche y whisky, considerada un remedio energizante más que un postre. Con el paso del tiempo, la receta fue cambiando: el alcohol desapareció y, a comienzos del siglo XX, se incorporaron helado, jarabes dulces y frutas, dando lugar a la mezcla cremosa y refrescante que conquistó el paladar de millones.

Durante los años 20 y 30, las fuentes de soda y las heladerías populares en Estados Unidos transformaron el milkshake en un símbolo de modernidad y juventud. La invención de la batidora eléctrica permitió lograr la textura espumosa característica, mientras que la aparición del malteado —con polvo de malta y helado— dio origen al famoso malted milkshake.

Con los años, el batido se volvió un clásico global: chocolate, vainilla, fresa o versiones más atrevidas como oreo o caramelo salado. Hoy el milkshake sigue siendo sinónimo de placer, nostalgia y sabor, una fusión perfecta entre sencillez y dulzura.

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