Historia culinaria: origen de roll de canela

Historia culinaria: origen de roll de canela

El rollo de canela, conocido como kanelbulle en Suecia, es mucho más que un simple dulce; es una tradición que forma parte de la identidad cultural sueca y que tiene una historia fascinante que abarca siglos. Su origen se remonta al siglo XVIII, cuando reposteros del norte de Europa comenzaron a experimentar con masas enriquecidas con mantequilla y otros ingredientes.

Los franceses refinaron estas masas, los holandeses las adaptaron friéndolas en aceite, y los alemanes crearon un bollo enrollado con azúcar y pasas conocido como schnecken. Fue esta versión alemana la que inspiró a los suecos, quienes, alrededor de 1920, decidieron añadir canela, creando así el kanelbulle que conocemos hoy.

La canela, ingrediente clave de esta receta, tiene una historia aún más antigua. Originaria de Sri Lanka, esta especia llegó a Europa hace más de 2000 años a través de las rutas comerciales establecidas por los romanos. Su sabor cálido y especiado pronto se convirtió en el complemento perfecto para los rollos, aportándoles un carácter único que los hace irresistibles. Sin embargo, no todo fue sencillo para este icónico postre.

Durante la Primera Guerra Mundial, la escasez de ingredientes como el azúcar y la mantequilla hizo que los kanelbullar quedaran relegados a un segundo plano. Fue solo después de la Segunda Guerra Mundial, en un periodo de prosperidad en Suecia, cuando estos bollos resurgieron con fuerza en las pastelerías y cafeterías, consolidándose como uno de los favoritos de la repostería sueca.

El siglo XX trajo consigo la globalización del kanelbulle. Suecos y alemanes emigraron a Estados Unidos, llevando consigo la receta y adaptándola al gusto local. Los estadounidenses, siempre innovadores, añadieron generosos glaseados y siropes, creando los famosos cinnamon rolls, que rápidamente se convirtieron en un éxito.

En Suecia, mientras tanto, surgieron variaciones igualmente sorprendentes, como el hagabullar de Haga, un pueblo de Gotemburgo. Este rollo de canela gigante, de 30 centímetros de diámetro, recuerda a la ensaimada mallorquina y es una muestra del ingenio y creatividad que rodea a este dulce.

En Suecia, los kanelbullar tienen un papel especial en la fika, una costumbre profundamente arraigada que combina café, pasteles y buena compañía. La fika no es solo una pausa para el café; es un momento de conexión social que muchos consideran una de las claves de la felicidad sueca.

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